viernes, 20 de junio de 2014

EL PUNTO CRUCIAL de FRITJOF CAPRA: un trabajo de filosofía


Fritjof Capra, Físico, Doctor en Ciencias por la Universidad de Viena. Sus trabajos polémicos dentro de la comunidad científica han influido significativamente en la formulación del nuevo paradigma ecológico, sobre todo a partir de su obra "El punto crucial", publicado en 1982. Forma parte de un movimiento de contestación radical a paradigmas científico modernistas que agotaron la fuerza de su promesa, constituyéndose hoy en día en limitaciones para la construcción de nuevos enfoques y formas de sociabilidad y comprensión.

Se ha dedicado, junto a otros autores,  a la importante tarea de difundir y sintetizar los nuevos enfoques, descubrimientos e innovaciones de las distintas ciencias, con el propósito de fundamentar una visión cultural que redefina radicalmente los marcos de comprensión y de acción tradicionales, los cuales se valoran como insostenibles en el mediano y largo plazo.  Asimismo, ha propuesto caminos alternativos para la comprensión de fenómenos complejos, explorando ámbitos que han sido en muchas ocasiones descartados por el protocolo científico tradicional como son la mística oriental, los estados alterados de conciencia, la consciencia espiritual y la denominada  Filosofía Perenne (Morales, G).

ANÁLISIS

El autor se coloca en un contexto epistémico post-post moderno. En el contenido del libro se evidencia cómo ha evolucionado la mentalidad del hombre, la percepción que este tenía del mundo, y que ello ha caracterizado cada una de las eras en las que ha vivido, hasta nuestros días. Al describir la evolución de la mentalidad y de la visión del hombre, centra su atención en lo humano por encima de cualquier otra evolución, por encima de cualquier otro cambio material  o descubrimientos científico  que se hayan producido en las épocas que describe, coincidiendo con la epistemología post-moderna donde los seres humanos son los principales protagonistas,  que están en capacidad de cambiar su realidad social, que se convierten en sujetos y objetos de todas las transformaciones sociales que se produzcan.

Capra señala que esas evoluciones son continuas, donde sólo cambian los protagonistas y las circunstancias. La primera y quizá la más profunda  de las transiciones  que menciona el autores fue la decadencia del patriarcado. La segunda  transición está dada por agotamiento de las reservas fósiles y la tercera la refiere a un Cambio de Paradigma que trasciende el concepto del método científico como único enfoque valido para llegar al conocimiento; la idea de Universo como 'sistema mecánico' compuesto de bloques elementales; la vida en sociedad vista como una lucha competitiva por la existencia, y el concepto de crecimiento tecnológico y económico para obtener un progreso material ilimitado. Pero destaca igualmente que estas evoluciones continúan y para le época que escribió el libro hacía referencia a nuevas transformaciones, citando el análisis de Sorokin quien señalo, en su momento,  que la crisis con que hoy nos enfrentamos no es una crisis cualquiera sino una de las grandes fases de transición que surgen de forma periódica en la historia de la humanidad.

En el libro también distingue otra característica de la epistemología post-moderna al hacer un recuento de la evolución del conocimiento, llena de altibajos, inconsistencias, vacilaciones y hasta incoherencias. Al pasearse por el desarrollo del conocimiento nos evidencia que el mismo esta muy ligado a los descubrimientos que se dan en las Matemáticas pero sobre todo en Física, y de cómo la Física mecanicista y la Física cuántica han influido en la percepción que el hombre tiene de la naturaleza y su entorno.

En este sentido,  busca darnos una nueva visión de la naturaleza, del contexto, donde el hombre cambie de Paradigma, que pase de una visión  mecanicista a una visión integral, social y ecológica, que se pase de lo fragmentado a lo holístico, esto concuerda con otra de las características de la epistemología post-moderna que concibe la ciencia como una herramienta para mejorar  la calidad de vida del hombre y por ende mejorar a la sociedad en sus diferentes aspectos.

Capra, en su libro Punto crucial, se centra en como la visión mecanicista del mundo a partir de la aceptación  de las teorías mecanicistas de Newton su incorporación en todos los aspectos de la vida, llevo a una profunda crisis, por esa visión desintegrada, entrando la sociedad en un punto crucial. Sin embargo, el autor sostiene que las teorías esenciales de la visión del mundo y el sistema de valores que están en la base de nuestra cultura y que hoy tenemos que ree­xaminar atentamente se formularon en los siglos XVI y XVII, Antes del 1500, en Europa —y en la mayoría de las demás civi­lizaciones— predominaba una visión orgánica del mundo, cuyos rasgos caracterís­ticos eran la interdependencia de los fenómenos materiales y espi­rituales y la subordinación de las necesidades individuales a las co­munitarias. La estructura científica de esta visión orgánica del mundo se basaba en dos fuentes históricas de importancia reconocida: Aris­tóteles y la Biblia.

En el libro analizado, se hace referencia de que nos hallamos en un estado de profunda crisis mundial. Se trata de una crisis compleja y multidimensional que afecta a todos los aspectos de nuestras vidas: la salud y el sustento, la calidad del medio am­biente y la relación con nuestros semejantes, la economía, la política y la tecnología. La crisis tiene dimensiones políticas, intelectuales, morales y espirituales. Por lo que es necesario cambiar la visión mecanicista de la vida a una visión integral, la cual debe estar basada,  en la comprensión de las relaciones y dependencias recíprocas y esenciales de todos los fenómenos: físicos, biológicos, psicológi­cos, sociales y culturales. Resalta que la visión mecanicista cartesiana ha tenido gran influencia en todas nuestras ciencias y en la mentalidad general de los occidentales. El método de reducir fenómenos complejos a sus constituyentes ele­mentales y de buscar los mecanismos a través de los cuales se pro­ducen las interacciones de estos elementos ha quedado tan arraigado en nuestra cultura que a menudo se lo ha identificado con el método científico.

Capra, sostiene que  el  paradigma, hoy en vías de cambio, ha dominado nuestra cultura durante varios siglos y, en este tiempo, ha modelado la sociedad occidental moderna y ha influido de manera significativa en el resto del mundo, cuyos valores están  relacionados con varias corrientes culturales de Occidente (la Revolución Científica el Siglo de las Luces y la Revolución Industrial), incluyen el concepto del método científico como único enfoque valido para llegar al conocimiento; la idea del universo como sistema mecánico compuesto de bloques elementales; la vida en sociedad vista como una lucha competitiva por la existencia y el crecimiento tecnológico y económico para obtener un progreso material ilimitado. Asimismo afirma que durante las últimas décadas se han podido constatar las severas limitaciones de estas ideas y valores y la necesidad de someterlas a una revisión radical.

En este orden de ideas, el autor señala que, la mayoría de los biólogos y médicos contemporáneos, entre otros, suscriben una visión mecanicista de la vida y tratan de reducir el funciona­miento de los organismos vivientes a mecanismos celulares y mole­culares bien definidos. Siguiendo las teorías de Descartes, se han concentrado excesivamente en las propiedades mecánicas de la materia viviente, haciendo caso omiso de su naturaleza de organismo o de sistema. Igualmente sucede en la  economía actual que se caracteriza por el enfoque fragmentario y reduccionista, típico de la mayoría de las ciencias sociales. Por lo general, los economistas tienden a olvidar que su ciencia no es más que un aspecto de toda una estructura ecológica y social, un sistema viviente formado de seres humanos que se relacionan continuamente entre sí y con los recursos naturales. En consecuencia determina que las ciencias sociales cometen el error de establecer  la división de sus estructuras en fragmentos que se consideran independientes y que se tratan en distintos departamentos académicos. Así pues, los expertos en política suelen hacer caso omiso de las fuerzas económicas básicas, mientras los economistas no logran incorporar las realidades políticas y sociales a sus modelos. Este enfoque frag­mentario también se refleja en los gobiernos, en la división entre la política social y la economía.

De lo anterior surge la necesidad de cambiar esa visión mecanicista, fragmentaria y reduccionista de la vida por una visión integral, holística y ecológica que considere al mundo desde el punto de vista de las relaciones y las integraciones. Los sistemas están todos integra­dos y sus propiedades no pueden reducirse a las de unidades más pequeñas. En vez de concentrarse en los componentes básicos o en las substancias fundamentales, el enfoque integral hace hincapié en los principios básicos de la organización.  El pensamiento integral es un pensamiento de procesos; la forma se asocia con el proceso, la interrelación recíproca con la interacción, y los opuestos se unifican a través de la oscilación. Sin embargo el autor deja en claro que las operaciones de tipo mecánico tienen lugar en todo el mundo viviente, por lo que es necesario en ciertos  casos considerar  esta visión siempre y cuando no sea tomada por una explicación completa.

Capra indica que, cuanto más se estudia el mundo biológico, más se da uno cuenta de que la tendencia a asociarse, a entablar vínculos, a vivir uno den­tro del otro y a cooperar es una característica esencial de los orga­nismos vivientes, en este sentido cita las  palabras de Lewis Thomas: «No hay seres so­litarios. Cada criatura está de alguna manera, relacionada y es de­pendiente de las demás». Asimismo, Capra indica que la visión integral de la vida no sólo sirve de base para las ciencias vitales y del comportamiento, sino también para las ciencias sociales y, especialmente, para la economía. La aplicación de estos conceptos a la descripción de las actividades y procesos económicos es indis­pensable, pues prácticamente todos nuestros problemas económicos actuales son problemas de sistemas que resultan incomprensibles para la estructura cartesiana.

Igualmente se plantea en las líneas del Punto Crucial, que probablemente  la transformación que experimentamos hoy sea mucho más espectacular que las sucedidas en épocas anteriores, ya que la velocidad de cambio en nuestra época es mucho más rápida que antes en vías de la gran extensión y universalidad de dichos cambios y de la coincidencia de varios períodos de transición significativos. Por alguna razón, las secuencias rítmicas y los modelos ascendentes y descendentes que dominan la evolución cultural de la humanidad han logrado llegar a su auge al mismo tiempo. La decadencia del patriarcado, el final de la era del combustible orgánico y los cambios de paradigma del ocaso de nuestra cultura contribuyen todos al mismo proceso global. Por tanto, la crisis actual no sólo es una crisis de individuos, de gobiernos o de instituciones sociales sino también un período transitorio de dimensiones universales. Como individuos, como miembros de una civilización y como ecosistema planetario hemos llegado a un momento crucial, a un punto decisivo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario